Un carro de bomberos pasa con su sirena a todo volumen por delante de un conocido y elegante restaurante. De repente, un comensal abandona su comida bruscamente, cuando apenas si ha probado la sopa.
Ordena al camarero
-, ¡la cuenta!.. ¡Dese prisa!
- ¿Pertenece al cuerpo de bomberos? -pregunta el mozo.
-Yo no, pero el marido de mi amiga sí...
¡Y aprovecho cuando sé que él está ocupado fuera de casa!
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