RONCAR… DE VAINA

Lo que se llama exhausto, super cansado, “mamao” como decimos en Maracucho, aquel agente viajero había llegado manejando su carro desde Ciudad Bolívar hasta Maracaibo. Apenas si había descansado cuando le echaban gasolina al automóvil. Y ya en la ciudad, en la época de la Feria de la Chinita, comenzó a buscar un hotel.

Visitó hospedajes cinco estrellas, pasando por dos sin estrellas y posadas y otro tugurios.., y nada. No había ni un sólo cuarto disponible.

En una de las pensiones como de mala muerte -asi las llaman- trató de convencer al recepcionista o encargado.

-Los cuartos de ustedes tienen dos camas, ¿no es verdad? Y cuando el empleado dijo que sí, volvió a la carga.

-Pues bien, en alguno de ellos debe haber solamente una persona, ¿no es así?

No bien había recibido la contestación de “así es”, cuando el agente viajero le dijo que lo metiera en uno de esos y saldría ganando, porque estaba dispuesto a pagar la habitación. Es decir, que cobraría doble.

En el libro de registro, solamente un cuarto tenía un huésped. Se trataba de un asiduo cliente, a quien apodaban el “Roncón’, porque con sus ronquidos no dejaba dormir a nadie.

-Ahí... -dijo el cansado viajante de comercio. Métame.

El empleado le contó la fama del “Roncón” y para colmo agregó que el tipo en cuestión se marchaba a las seis de la mañana para su trabajo.

-No le recomiendo que duerma al lado, porque va a pasar la noche en vela...

-Yo lo convenceré con mis argumentos... -y tomó la llave. Al otro día, seis de la mañana, el “Roncón” bajó con una cara alargada y unas ojeras que le llegaban a la boca.

-No he dormido en toda la noche -y salió del hotelucho. Como a las diez de la mañana, el agente viajero fue a pagar y devolver la llave. Bien peinado y mejor afeitado, tarareaba una canción.
Había dormido feliz.

- ¡Qué le dijo?

-Junto con entrar lo amenacé:
¡Si te quedáis dormido... te violo...!

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